viernes, 30 de marzo de 2012
Cuando un amor se acaba se puede encontrar todo, excepto un por qué.
Esas noches pasadas en el sofá. Lejos. Sin conseguir darme una explicación. Pidiendo ayuda a las estrellas. Fuera, en el balcón, expulsando vapor por mi boca a causa del frío como si fuese un dragón. Siguiendo después ese humo hacia el cielo, arriba, más arriba, más aún... Allí, donde precisamente habíamos estado nosotros. Cuántas veces he nadado en ese mar, me he perdido en ese cielo azul. He perdido mi estrella. Mi isla, que no existe. ¿Dónde estará ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Con quién? Y a mi alrededor ese silencio. El ruido molesto de mis pensamientos agotados. Y yo, estúpida, buscando y esperando encontrar una respuesta. Un por qué, un simple por qué, cualquier por qué. Pero soy idiota. Ya se sabe. Cuando un amor se acaba se puede encontrar todo, excepto un por qué.
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